Escuchar nuestra alma
puede ser uno de los actos más valientes que podemos hacer.
Entenderla, respetarla y no callarla.
Ser sinceros y fieles a nuestra esencia,
no negarla.
Arrodillarnos, bajar la cabeza y reconocer que
la mayoría de las veces, sin querer, vamos en contra de nuestro ser.
La sociedad, el que dirán o nuestro bullicioso entorno
nos ensordecen con parámetros o títulos que nos imponen como mandatorio,
pero que, al final, no son más que adornos.
Adornos que no llenan,
no alegran o perduran,
Felicidad momentánea,
esporádica.
que se esfuma como espuma.
Porque el verdadero éxito,
muchas veces, está dentro,
pero lleva trabajo comprenderlo.
Cuesta asimilar que lo realmente valioso
es tener una vida con sentido y propósito,
alienada con nosotros.
no con los demás.
Jamás para los demás.
Respetar nuestra alma es
atesorar nuestros sueños y anhelos,
nuestros más profundos deseos,
y, sobre todo, valorar y amor lo que somos.
Nuestra alma no falla.
Nos mueve, nos alerta y nos enseña que,
a veces, la repuesta la sabemos mucho antes de saberla.
Nuestra alma no falla y,
aunque lo hiciera,
jamás está errada.
Ph by cristofertatto.
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